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Dental Tribune Hispanic & Latin American Edition

DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin AmericaSeguridad clínica8 En las últimas tres décadas, los den- tistas de todo el mundo hemos sido alertados sobre la presencia de sali- va y sangre en los mecanismos in- ternos de las piezas de mano de alta y baja velocidad. En consecuencia, se propuso un nuevo estándar in- dustrial para construir estos instru- mentos con materiales que permi- ten su esterilización mediante vapor a presión. En muchos países aún existe un pre- ocupante rezago para que los den- tistas cumplan con la esterilización obligatoria de la pieza de mano. To- dos los actores de la sociedad debe- mos participar para lograr el cum- plimiento cabal de la normatividad vigente para el ejercicio seguro de la odontología. Las autoridades gubernamentales en materia de salud publican y ac- tualizan normatividad para la pre- vención y control de las enfermeda- des bucales, que incluye indicacio- nes sobre prevención de infecciones asociadas con la atención a la salud. Sin embargo, las autoridades regu- ladoras no vigilan el cumplimiento de la normatividad vigente y permi- ten la comercialización de piezas de mano no esterilizables. Pocas facultades, escuelas y depar- tamentos de odontología instruyen a sus alumnos sobre la selección, compra y uso de piezas de mano esterilizables, los procedimientos para su esterilización y el plan de mantenimiento. La mayoría de las instituciones de educación superior no obligan a los estudiantes a esteri- lizar la pieza de mano entre pacien- te y paciente, aun cuando casi todas las escuelas tienen centrales de es- terilización equipadas con vapor a presión. En ausencia de una política para la seguridad de los pacientes en las clí- nicas de enseñanza, y sin la orienta- ción basada en evidencia, los estu- diantes de odontología continuarán adquiriendo los instrumentos más económicos aún cuando éstos no puedan ser esterilizados. La razón para no esterilizar la pieza de mano es de índole tecnológica. Las piezas de mano de alta veloci- dad, impulsadas por aire y refrige- radas con agua, salieron a la venta a mediados del siglo pasado y du- rante cuarenta años su tecnología y materiales cambiaron poco. Muchos dentistas aprendimos a trabajar con versiones primitivas de estos instru- mentos y nunca pensamos en este- rilizarlas pues sus componentes no resistían al calor. Además, no era común tener autoclaves en los con- sultorios dentales. Mediante congresos, publicaciones y actividades de educación conti- nua, las agrupaciones gremiales pueden jugar un importante papel para incrementar el cumplimiento de los dentistas con la esterilización de las piezas de mano. Los fabricantes y sus distribuidores deben apoyar el cumplimiento de la normatividad y ofrecer a la venta sólo piezas de mano de alta y baja velocidad que puedan ser esteriliza- das. Es importante que el comercio ofrezca los lubricantes, refacciones y el plan de mantenimiento que es- tos instrumentos requieren. Las piezas de mano no pueden ser desinfectadas, pues los más poten- tes desinfectantes son corrosivos y las destruyen. Además, la geometría interna, los empaques y el lubrican- te son barreras para la penetración de cualquier desinfectante. Existe gran inquietud por el impac- to económico que tendrá para el dentista ofrecer atención segura a sus pacientes. Cada dentista y alum- no de odontología deberá invertir en lpiezas de mano esterilizables (con un costo promedio de USD $200 cada una), en número suficiente para el volumen de su consulta y deberá contar con el equipo para esterilizarlas. Una preocupación similar por los costos del procesamiento seguro existe en los servicios de endoscopía, ya que cada endoscopio cuesta alre- dedor de USD $20,000 y estos instru- mentos no se pueden esterilizar con calor. Existe tecnología de baja tem- peratura para esterilizar un endos- copio, por plasma ionizante cuesta más de USD $100 por cada ciclo de esterilización, o el ciclo de gas óxido de etileno que dura varias horas. En una clínica de endoscopía se pueden programar 30 pacientes para ser atendidos con media doce- na de endoscopios en ocho horas. La demanda del servicio presiona al personal de la central de esteri- lización a intentar lavar y desinfec- tar cada instrumento lo más rápido posible. No es sorprendente que en los procedimientos de endoscopía se documente el mayor número de infecciones transmitidas de un pa- ciente a otro por instrumental con- taminado. En la práctica privada, excepcional- mente habrá quien esté dispuesto a incrementar su margen de utilidad sacrificando la calidad y seguridad de sus servicios. A diferencia de la percepción equivocada de los den- tistas que argumentan que «no pasa nada» por no esterilizar todos los instrumentos, en la última década los análisis genómicos han permi- tido documentar diversos casos de pacientes afectados por la transmi- sión de hepatitis viral en clínicas dentales. El paciente espera y merece ser atendido con instrumental esté- ril debidamente procesado para su uso. Nuestros pacientes jamás nos otorgarán su consentimiento para ser atendidos con un instrumento a sabiendas de que contiene sangre y saliva de otros pacientes. Recursos • UNAM. http://132.248.225.10/RES- PALDO/temas/ci/mat_ed.html • Videoconferencia: www.youtube. com/watch?v=Jn21enM0LC0 • Videoconferencia: www.youtube. com/watch?v=-vwawe0okpM • OSAP: www.osap.org • CDC: www.cdc.gov/mmwr/pre- view/mmwrhtml/rr5217a1.htm * DDS, PhD, Profe- sor en la Facultad de Odontología, Universidad Nacio- nal Autónoma de México y ganador del premio James Crawford de la Or- ganización para la Seguridad, la Asepsia y la Prevención (OSAP). Contacto: acostag@unam.mx La esterilización de la pieza de mano T odo paciente debe ser atendido con ins- trumental estéril, ya que los instrumentos dentales contaminados exponen a los pa- cientes a diversos microorganismos patógenos. Sin embargo, durante años las autoridades sani- tarias, las instituciones académicas y las agrupa- ciones gremiales, así como el cirujano dentista y sus pacientes, pasaron por alto que la pieza de mano debía lavarse antes de introducirse en la boca del siguiente paciente. Por Enrique Acosta Gío* El complejo turístico en la Laguna Likuliku en Malolo, Islas Fiji. ConsulteotrasreferenciasenConsulte bibliografía en

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