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Dental Tribune Spanish Edition No. 1, 2016

DENTAL TRIBUNE Spain Noticias 17 cer en un 1% o más por encima de los niveles iniciales”, señaló Aaron Sodickson, investigador del Center for Evidence-Based Imaging de Bos- ton, y autor principal del estudio. Parecen porcentajes pequeños, pero si recordamos que sólo en España se realizan más de cuatro millones de pruebas al año, los cánceres atribui- bles a éstas no son para nada despre- ciables. No hay datos del impacto del TAC en nuestro país, pero podemos hacernos una idea con los datos dis- ponibles, como siempre, en EEUU. Dos estudios publicados en 2007 y 2009 por científicos de la Universidad de Columbia y el NCI predijeron que en EEUU hasta el 2% de los cánce- res futuros –en torno a 29.000 casos y 15.000 muertes anuales– podrían ser causados por los TAC. El efecto de la radiación es además acumula- tivo y mayor en los niños, por los que habría que ser especialmente cuida- doso con ellos. Pese a esto, en EEUU se realizan entre 5 y 9 millones de escáneres infantiles al año. “Radiaciones peligrosas” (2006), un documental que advierte de los ries- gos que entrañan los tratamientos y las pruebas médicas que utilizan radiación. Sí el riesgo de someterse al TAC pa- rece claro, ¿por qué no se hace un esfuerzo mayor en evitar pruebas innecesarias? Lo cierto es que hay muchas razones, y algunas de ellas son preocupantes. Como explica Sandra G. Boodman en un interesante artículo en ‘The Atlantic‘, algunos hospitales realizan por sistema escáneres dobles –uno con un agente de contraste y otro sin él–; en ocasiones los médicos no pueden (o no quieren) usar escáne- res realizados con anterioridad en otro centro médico; y otras, y esto es lo peor, se mandan pruebas que no son necesarias sólo porque el médi- co en cuestión tienen ciertos intere- ses en las clínicas de radiología en- cargadas de realizar las pruebas. Un estudio comprobó que los médicos que tienen intereses económicos en clínicas radiológicas someten a sus pacientes a más TAC que aquellos sin ninguna vinculación con éstas. Hasta la fecha, nadie considera que mandar demasiados TAC sea una negligencia, pero sí que al no orde- narlos puede pasar desapercibido un problema. En España, gracias a que gran parte del sistema sanitario es público, nos libramos en gran medida de estos oscuros intereses financieros, pero no de otra de las razones por las que se encargan más escáneres de los que se deberían, lo que se conoce como “medicina defensiva”, esto es, la mala praxis médica destinada a protegerse de un eventual reclamo futuro del paciente. Un reciente estudio mostró que los médicos que más escáneres realizan son también los que se enfrentan a menos demandas. Ante la duda de la conveniencia o no de realizar un TAC, muchos médicos deciden so- meter al paciente a la prueba para así lavarse las manos ante un even- tual error de diagnóstico. Muchos pacientes, además, piden someterse a todo tipo de pruebas y, aunque los médicos puedan considerar innece- sario mandarlas, acaban cediendo por miedo a equivocarse. Según la Memoria de la Asociación El Defensor del Paciente (ADEPA) en el transcurso del año 2014 se han reci- bido un total de 14.749 reclamaciones por supuestas negligencias médicas (442 más que en 2013, lo que equivale a un 2.99% más que el año anterior). Y, hasta la fecha, nadie considera que mandar demasiados TAC sea una mala práctica, pero sí que al no man- darlos pase desapercibido un proble- ma que habría revelado el escáner. En España se realizan más de cuatro millones y medio de tomografías al año. LA COMUNIDAD MÉDICA, DIVI- DIDA Todos los médicos coinciden en se- ñalar que si se respetan los procedi- mientos y las buenas prácticas –como cumplir siempre con la norma ALA- RA, esto es, impartir las dosis de ra- diación más bajas posibles (“As Low As Reasonably Achievable”)–, los beneficios para el diagnóstico de las pruebas TAC compensan con creces su riesgo. En lo que no coinciden tan- to es en la valoración de la frecuencia con que estas buenas prácticas son ignoradas y en la incidencia real de éstas a la hora de padecer cáncer. El pasado mayo tres importantes es- pecialistas estadounidenses –incluido el vicepresidente del Colegio Ameri- cano de Radiología– firmaron una co- lumna de opinión en la revista ‘Radio- logy’ en la que tildaban el riesgo de sufrir cáncer debido a un TAC como algo “no demostrado” y “exagerado”. En nuestro país, por suerte, las au- toridades médicas están mucho más concienciadas. La Sociedad Españo- la de Radiología Médica reconoce el problema e, incluso, ha publicado manuales para disminuir el impacto de los escáneres tomográficos. En su opinión, no se deben realizar nunca exploraciones radiológicas no justi- ficadas y deben sustituirse siempre este tipo de técnicas en niños y mu- jeres embarazadas. Si en todos los centros médicos se siguen al pie de la letra sus recomendaciones es pro- bable que en nuestro país el proble- ma disminuya. Si no, tendremos que afrontar las consecuencias. Fuente: elconfidencial.com

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