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Dental Tribune Hispanic and Latin American Edition No. 6, 2018

DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America Clínica 5 dispositivos de biofeedback, y otros. Botox para el bruxismo En la literatura aparecen cada vez más aplicaciones de la toxina botulínica para el tratamiento de mialgias mas- ticatorias, bruxismo y luxación de la mandíbula. La toxina botulínica ha existido por siglos, pero sus efectos benéficos solo se han considerado válidos desde hace relativamente poco tiempo. La primera vez que se habló de la toxi- na botulínica sus propiedades cosmé- ticas eran completamente desconoci- das. En 1820, después de la muerte de decenas de alemanes (al parecer tras ingerir morcillas mal preparadas), un científico llamado Justinus Ker- ner decidió que debía de haber una causa más convincente. Durante su investigación, en la que llevó a cabo experimentos con sobras de comida, descubrió que el envenenamiento ali- mentario y los síntomas neurológicos posteriores se debieron al consumo de alimentos enlatados de forma inapro- piada e incluso llegó a inyectarse toxi- na botulínica para buscar y desarrollar posibles tratamientos. Los estudios de Kerner condujeron a la primera defi- nición clínica del botulismo. Años más tarde, Emile Pierre Van Ermengem, de Ellezelles, Bélgica fue el primero en describir la presencia de la bacteria Bacillus botulinum en 1895. Años más tarde, fue llamada Clostridiun botuli- num, microorganismo precursor de la toxina botulínica tipo A que se utiliza hoy día con fines terapéuticos en hu- manos. En la década de 1950, el Dr. Vernon Brooks descubrió que la inyección de una pequeña cantidad de toxina bo- tulínica podía relajar la musculatura. Por su parte, el Dr. Alan B. Scott no tardó en empezar a experimentar en monos y descubrió que la toxina botu- línica tenía la capacidad de corregir el estrabismo. Aquel fue el primer paso hacia el amplio uso que actualmente se hace de la toxina botulínica para tratar desórdenes musculares. Sin em- bargo, también observó que dejaba a los pacientes con los ojos bien abiertos y que reducía visiblemente sus arru- gas. La toxina botulínica es una sustancia anticolinérgica que actúa principal- mente como relajante muscular e in- hibe la liberación de acetilcolina. Este compuesto en actúa sobre las termi- naciones nerviosas presinápticas me- diante un mecanismo que impide la acción de los iones de calcio en el pro- ceso necesario para la liberación de acetilcolina y disminuye el potencial de placa, causando finalmente una pa- rálisis muscular. En 1988, el laboratorio Allergan se hace a los derechos de distribución de la toxina botulínica tipo A, conocida comercialmente como Oculinum. Este laboratorio se dedicó a llevar a cabo ensayos clínicos de este producto para aplicarlo en otras patologías o disfun- ciones, incluyendo la distonía cervical. Desde hace varias décadas, el pro- ducto conocido como botox ha sido formulado y aplicado en el manejo de patologías como problemas neuroló- gicos, estrabismos, distonías muscu- lares, enfermedades del sistema di- gestivo, en urología y en el manejo de correcciones estéticas. Se ha utilizado por más de 15 años para tratar cerca de un millón de pacientes en todo el mundo y está aprobado por los minis- terios de salud de más de 100 países. Se ha reportado el botox para el tra- tamiento de desórdenes de la articula- ción temporomandibular, obteniendo mejoría en la sintomatología estadís- ticamente significativa. La toxina bo- tulínica tipo A se ha utilizado como manejo conservador de la hipertrofia de músculos maseteros y temporales, encontrando a esta toxina segura y una alternativa para su tratamiento. Hace poco tiempo, la compañía Aller- gan logró que el Ministerio de Salud en Colombia y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimen- tos (INVIMA) le dieran el aval para usar este fármaco en el manejo del bruxismo. Los estudios reportados en la literatu- ra muestran resultados satisfactorios para pacientes con bruxismo utilizan- do toxina botulínica tipo A, ofreciendo seguridad y efectividad en manos en- trenadas, con mínimos efectos adver- sos, siendo un tratamiento conserva- dor. Esta literatura sobre el bruxismo está creciendo exponencialmente día a día en revistas indexadas del mundo entero. Dosificación y protocolo Se deben colocar inyecciones de botox en ambos lados de la cara e inyectar los músculos maseteros y temporales. En los maseteros se deben inyectar 3 puntos con 10U/0.1 ml en cada punto. En los músculos temporales se deben colocar dos inyecciones en dos puntos a cada lado de 10U/0.1 ml, para un total de 100U de botox que correspon- den a un vial. El botox ha sido reporta- do tóxico cuando se usan 400U, por lo que con 100U se trabaja con un mar- gen de seguridad amplio. El 94.1% de los pacientes reportan de buenos a excelentes resultados des- pués del uso de botox para el manejo del bruxismo. El inicio del efecto del medicamento es de 2 a 10 días des- pués del inicio de la terapia, donde es importante el conocimiento técnico, la pericia y la manipulación del producto para lograr resultados que mejoren la calidad de vida a los pacientes. Nuevo: bubble gum SUPERIOR EN EFECTIVIDAD Y SABOR VOCO Profluorid® Barniz dental desensibilizante con fluoruros • Fácil aplicación con excelente adhesión hasta en superficies húmedas • Barniz estético del color del diente • Desensibilisazión rápida y alta liberación de fluoruros (5 % NaF ≙ 22.600 ppm fluoruro) • Disponible en tubos, higiénico SingleDose o ampollas cilíndricas • Sabores disponibles: menta, caramel, melon, cereza y bubble gum Varnish VOCO GmbH · Anton-Flettner-Straße 1-3 · 27472 Cuxhaven · Alemania · Tel. +49 4721 719-0 · www.voco.dental

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