El tratam iento de ortodoncia suele re- querir una valoración m ás com pleta del paciente por la extensión del cam po a estudiar, lo variado de su etiopatogenia y su capacidad para influir sobre los dien- tes, el hueso alveolar, el hueso basal, car- tílagos y suturas de los m axilares. Es cierto que no es lo m ism o un trata- m iento de ortodoncia con alineadores para corregir una irregularidad incisiva m oderada que un tratam iento de Clase III en un niño o un tratam iento difícil en un adulto periodontal con m icroim - plantes y una biom ecánica com pleja. Los procedim ientos diagnósticos de nuestra especialidad se asem ejan m ás a la m edi- cina que a la odontología; un tratam ien- to de ortodoncia estándar com prende el análisis fotográfico rutinario de boca, sonrisa y cara, el estudio 3D de los m ode- los virtuales y del CBCT, la cefalom etría y los registros de la oclusión dinám ica. Es norm al que el alum no pueda considerar un “rollo” todos los procedim ientos diag- nósticos de la especialidad cuando en el com ún de la odontología la sofisticación diagnóstica o la necesidad de un exhaus- tivo diagnóstico diferencial brilla por su ausencia en un 90% de las intervencio- nes m ás rutinarias y suele estar lim itado a un diente, sus vecinos o una arcada. oro para hacer cam bios curriculares. Los fam osos m odelos de estudio de ortodon- cia, antes la tarjeta de visita del buen or- todoncista, han pasado a la historia com o m uchos de los procedim ientos diagnósti- cos m anuales (el trazado cefalom étrico con lápiz y papel de acetato, el uso de re- glas, escuadra y cartabón), hoy obsoletos. Las nuevas generaciones de estudiantes pertenecen a la generación digital que ha crecido con pantallas táctiles, juegos de ordenador 3D y realidad virtual y au- m entada. La terapéutica debe ocuparse de los alineadores, la com posición y pro- piedades de los polím eros, los ataches (su tipo, selección y biom ecánica), así com o de todos los auxiliares que acom pañan a los plásticos en este tipo de tratam ientos (elásticos interm axilares, planos de m or- dida, m icroim plantes, aditam entos sobre la superficie del diente o el alineador). En todo caso, el tsunam i tecnológico que ha supuesto la digitalización de nuestras clínicas y laboratorios es una ocasión de Pero las nuevas tecnologías, que en par- te van a desbancar a sistem as y aparatos m ás clásicos, no pueden hacernos per- der de vista lo que realm ente el alum no de pregrado debe saber y que después le será m uy difícil aprender. Aquí radica uno de los grandes problem as de la en- señanza de la ortodoncia donde, a dife- rencia de otras ram as de la odontología, el peso de los conceptos supera al de la tecnología y las técnicas de ella deriva- das. Es bueno recordar lo que es una verdad de Perogrullo o una palm aria ob- viedad: m ontar una universidad privada o un centro de form ación no requiere m ás que un aula, sillas, un ordenador, un cañón de video, una pizarra y un pro- fesor de ortodoncia. Mientras que los prim eros insum os se adquieren rápida- m ente con una sim ple llam ada a El Cor- te Inglés, el últim o elem ento es m ucho m ás crítico. La form ación de profesores es ardua y requiere tiem po y paciencia, aunque usted no lo crea, dado el núm e- ro de neófitos y aficionados que hoy se ven y se dedican a esto de enseñar; los buenos profesores no nacen com o las setas en el bosque tras una fértil lluvia. En la SEDO (Sociedad Española de Or- todoncia) de m i juventud, la época de los grandes señores de la ortodoncia (Cucho y Juan Canut, Paco Ferré, Juan Font, Eliseo Plasencia, Juan Pedro Mo- reno, Álvarez Carlón, Rubio, Antonio Facal, Joaquín Travesí y tantos otros), di- cho con el m ayor respeto y adm iración, nadie se atrevía a dar un curso o una sim ple com unicación sin unos conoci- m ientos y experiencia que lo respaldara; hoy las cosas ya no son así. No solo abundan los narciso-payasos y los hípster de pantalón pitillo y tobillos desnudos y depilados, sino que encim a no se sabe ni con quién han em patado. Puede que incluso el conferenciante contratado por la universidad privada de turno, elevado a la categoría de por arte de m agia y sin ninguna oposi- ción de por m edio, pueda com unicar bien a los alum nos los m anejos y trucos de su clínica, pero no las bases concep- tuales y clínicas de nuestra especialidad. Bases conceptuales que el alum no debe aprender en pregrado, en postgrado o m áster posterior, so riesgo de levantar toda su filosofía y técnica clínica sobre un basam ento de arenas m ovedizas. Es m ás, m e atrevo a decir que estas bases concep- tuales solo se aprenden en la universidad, no en cursos posteriores por m uy m odu- lares y continuados que sean. Yo no juzgo a un profesor de ortodoncia por sus casos de Facebook, por utilizar la últim a tecno- logía en escáneres, alineadores o MAR- PE, o haber sido reconocido com o por una casa com ercial, sino por la profundidad de su form ación en crecim iento m axilar y m andibular, etiopatogenia funcional de las m aloclusiones, el conocim iento de la hipótesis de la Matriz Funcional de Mel- vin Moss, las ideas y trabajos de A. Petro- vic , A. Björk, T. Graber, J. McNam ara, B. Melsen y de tantos otros que han hecho m ás grande y m édica a la ortodoncia. El buen profesor no es el ortodoncista que enseña sus m ejores casos (m uchos surgidos de la flauta de las casualidades) para quitarse sus com plejos o presum ir, sino el que baja al nivel del alum no para, desde aquí, . Hacer que el alum no aprenda, y conocer las arm as y técnicas para que esto ocurra, va m ás allá de enseñar casitos y perlas clínicas; no se trata de enseñar, y m ucho m enos de un m ostrar-presum ir, sino de un , que diría m i adm i- rado Martín Heidegger. Las prácticas de los alum nos se ven fa- cilitadas en esta época digital, por los escáneres y sus program as asociados. El alum no debe saber escanear y m anejar las im ágenes y archivos obtenidos con el m ism o. El análisis de la oclusión 3D, la visión individual y lingual de cada arcada, es una ayuda inestim able para las prácticas de diagnóstico intraoral. El m anejo del CBCT tam bién es clave, no solo para la correcta visualización de dientes retenidos o incluidos, sino para conocer la relación de inclinación y torsión de los dientes con las bases es- queléticas y su contacto con la cortical o la situación de la sutura palatina m edia.