En trevista 7 La Ortodon cia debería ju gar u n papel cen tral en la n u eva odon tología, y n o m e refiero a “pon er aparatos” sin o a in tro- du cir los con ceptos, la m en talidad y el ri- gor diagn óstico de n u estra especialidad en el den tista gen eral. Me h a ce gr a cia cu a n do los diseñ a - dor es de son r isa s ( DSD) u tiliza n fo- togr a fía s pa r a eva lu a r el r esa lte y la tor sión in cisiva , la r ela ción de la gu ía a n ter ior con los la bios y la ca r a o el lím ite a n ter ior de la son r isa , sim ple- m en te por descon ocer el dia gn óstico cefa lom étr ico, in ven ta do h a ce m á s de 80 a ñ os; bu en o, su pon go qu e son felices a sí. ¿Qu é va n a h a cer m u ch os pr ofesion a les con el exceso de in for - m a ción qu e va n a r ecibir de ca da u n o de su s pa cien tes? ¿Sa br á n in ter pr eta r a decu a da m en te el CBCT in tegr a do con la fotogr a fía fa cia l y el escá n er in - tr a oa r a l, cu a n do pocos den tista s, n o especia lista s en n u estr o ca m po, sa be sa ca r le el m á s m ín im o ju go a u n a sim ple teler a diogr a fía 2D? Ur ge u n a a ctu a liza ción de con ceptos y técn ica s pa r a qu e los pr ofesion a les, n óveles o sen ior s, se pu eda n a da pta r a todo este m u n do qu e se les vien e en cim a . La for m ación postgr adu ada con du cen - te al títu lo de especialista h a de r eali- zar se den tr o de las Facu ltades de Odon - tología, con u n a du r ación m ín im a de dos añ os y m edio, o u n añ o com plem en - tar io de in vestigación y en r égim en de dedicación exclu siva. La selección h a de ser por u n exam en n acion al y la m a- tr ícu la par a el alu m n o h a de ser la ju sta y, en n in gú n caso, su per ar los 6.000 eu - r os an u ales. Con estas cu atr o ideas se acabar ía con el n egocio u n iver sitar io de la or todon cia, se pon dr ía a cada pr o- fesor en el lu gar qu e le cor r espon de y se dar ía a todos los alu m n os igu aldad de opor tu n idades. Los m áster es, u n iver si- tar ios o n o, tan desr egu lados en Espa- ñ a, n o pu eden n i deben con du cir dir ec- tam en te a n in gú n títu lo de especialista si n o h ay u n exam en n acion al, aséptico y r igu r oso de por m edio. El gr an cam bio con ceptu al de la odon - tología en los pr óxim os añ os in clu ye u n cam bio de m en talidad del den tista gen er al r especto a la or todon cia. Los con ceptos qu e los especialistas m an eja- m os a diar io ( er u pción den tar ia, cr eci- m ien to cr án eofacial, diagn óstico de los pr oblem as den tales y esqu eléticos, eva- lu ación h olística de la son r isa y la car a) h an de in cor por ar se de m an er a r u tin a- r ia en todos los plan es de tr atam ien to odon tológicos com plejos. Lo de, “es qu e el pacien te n o qu ier e h acer se or todon - cia…” es m ás u n a excu sa qu e u n a ver - dad y es cosa del pasado o de clín icas de bajo n ivel. El or todon cista, con u n a bu en a for m ación en odon tología gen e- r al y per iodon cia, h a de ocu par el lu gar cen tr al de la clín ica de odon tología del fu tu r o, h a de ser el su per den tista qu e h aga y coor din e la m ayor ía de plan es de tr atam ien to. No som os m ejor es qu e n adie, per o sí ten em os u n a visión dife- r en te, m ás am plia y din ám ica. La ortodoncia en el m undo se divide en dos grandes grupos, la buena (una m íni- m a proporción para la cantidad de gente que “lleva aparatos”) y el resto. A nivel glo- bal, un tanto por cien m uy elevado de los que “ponen ortodoncia”, que creo ronda- ría el 80% en m uchos países, se lim itan al alineam iento dentario sin otras preocupa- ciones oclusales o funcionales, com o lo de- m uestra la bajísim a proporción de profe- sionales que se presentan a los diferentes boards de especialización o publican casos clínicos. Esta situación se ha agravado en los países m ás desarrollados con el uso in- discrim inado de alineadores. Un o puede hacer ortodon cia excelen te con brackets y m aterial low-cost y un de- sastre con sofisticados brackets lin guales de oro. Dice m i com pañ ero An ton io Fa- cal a los pacien tes, que él cobra por el tratam ien to, los aparatos los regala; ésta es la clave. Supon go que un n otario n o cobra por la tin ta que gasta en su firm a. Mi valor, com o ortodon cista, reside en ser eficaz y eficien te, en hacer el trata- m ien to con la m en or can tidad y costo de los aparatos. Pero esto tien e un truco en Ortodon cia, a diferen cia de otras ram as de la odon tología: cuan to m ás sabes y m ás experien cia tien es, m en os m aterial gastas y éste es m ás barato. El valor del profesion al es su form ación , experien cia y capacidad de im agin ación , lo de los m a- teriales es lo de m en os. En Españ a, la form ación ortodón cica es un a m ezcla de esperan za, caos y desastre. Hay que diferen ciar, com o decía m i ad- m irado Juan Can ut, los que cobran por en señ ar de los que en señ an para cobrar. En la en señ an za con tin uada n o un iversi- taria, cada docen te ha de in ten tar cobrar por el valor que su en señ an za aporta, se- ría un a especie de plusvalía docen te ba- sada en el futuro ben eficio obten ido por el profesion al de esas en señ an zas. La un i- versidad pública es otra cosa y en ella se debería cortar de raíz cualquier n egocio y ben eficio m ás allá del sueldo o discreto com plem en to de los profesores, com o ha- cem os n osotros en la Un iversidad de San - tiago de Com postela. No m e parece de re- cibo ben eficiarse del n om bre y prestigio de la un iversidad pública y de la titulitis de los postgraduados crean do “títulos de especialista en Ortodon cia” que n o van a ser con validables por la especialidad. Es eviden te que la form ación odon tológi- ca es un n egocio y que esto ha con ducido a un a plétora de un iversidades públicas y privadas y de m ásteres y cursos de espe- cialización . Mon tar un aula con un video- proyector y un os cuan tos sillon es es fácil y barato, pero eso n o es un a un iversidad. El n úcleo, el cen tro de la form ación ha de ser el profesor y estos n o crecen com o setas en el bosque. El buen profesor ha de ten er dos vocacion es: un a la de orto- don cista y otra la de docen te, y ésta n o se adquier m ostran do un os “casitos”. Un con sejo: se debe escoger m uy bien dón de y con quién estudiar ortodon cia, las un i- versidades públicas clásicas son siem pre un referen te. Los especialistas en ortodon cia debem os de ten er un a buen a form ación en otras áreas de la odon tología para con vertirn os en cen tro, referen cia y coordin ación de los tratam ien tos odon tológicos com ple- jos. No cabe duda de que con seguir ten er un a son risa espectacular es el m ayor de- seo de la m ayoría de la población cuan do pien sa en la palabra den tista. La visión holística y gen eral del ortodon cista se ve hoy poten ciada por la sofisticación e in tegración tecn ológica de los registros digitales y n os da un a clara ven taja fren - te a otros com pañ eros; debem os ser lo suficien tem en te in teligen tes para apro- vechar esta circun stan cia y cam biar el en foque de n uestras clín icas. Respecto al m ercado ortodón cico, creo que las posibilidades de n uevos trata- m ien tos de ortodon cia son ilim itadas, y que las n uevas terapias con alin eadores, aparatos fun cion ales digitales y con brac- kets y alam bres de n uevo diseñ o y com po- sición van a rom per el techo de cristal en la dem an da de tratam ien tos. La DOMT (Digital Orthodon tic Multi-Techn ique) que estam os crean do va en esta direc- ción , la de com bin ar en perfecto sin ergis- m o varias técn icas a fin de optim izar en cada pacien te el tratam ien to, hacién dolo m ás rápido y estético. Creo que el futuro n os dará la razón .