El tem a de esta colum na es la reincorpo- ración de todos a la “vida norm al”, para lo que quiero tratar dos aspectos sobre las m edidas de distanciam iento social. Prim ero, estam os al inicio de la salida m asiva obligatoria, y digo obligatoria por una sola razón: o nos contagiam os o m o- rim os de ham bre; la econom ía de todos los países está colapsando por cuenta de esta pandem ia, el aislam iento, el encie- rro y la im posibilidad de ir a trabajar, que ha sido peor que cualquier guerra que la hum anidad recuerde. Las m edidas para desescalonar el aisla- m iento, abrir los com ercios y llevar a la gente a vivir esa vida norm al de antes, pueden ser una ruleta rusa, una bom ba de tiem po, que pueden provocar un aum ento de los casos y las m uertes local, nacional y globalm ente en las próxim as sem anas. Una gran parte de la sociedad está de acuerdo con la apertura y reincorporación a esa vida norm al del pasado, se habla de la inm unización de rebaño, pero nadie sabe que pasará; lo que sí tenem os claro es que sin productividad se viene otra pan- dem ia de pobreza, ham bre y caos. Debem os m antener la calm a, tom ar de- cisiones racionales, salir cuando sea ne- cesario, tratar de m inim izar los riesgos. Nuestros gobernantes han hecho lo que han considerado la m ejor opción; no es que hayan fallado, que se hayan equi- vocado, sino que el enem igo al que es- tam os enfrentando es m uy bueno en lo que hace, debem os ser m uy inteligentes y tom ar las precauciones del caso por si esta epidem ia llegase a em peorar. Tene- m os que entender que, aparte de los de- sastrosos efectos sobre la salud y la vida de las personas, este virus ha generado adicionalm ente serios y lesivos daños a la econom ía fam iliar, a la econom ía y com ercio en general, al m undo sin dis- tinción de razas ni de credos. La gente no solo está preocupada por la presencia del virus, sino tam bién por la situación económ ica que ha afectado a un enorm e porcentaje de la población, ha destruido em presas, industrias, negocios particulares, los niveles de desem pleo han alcanzado niveles nunca vistos y las opor- tunidades laborales son escasas o nulas. Antes de la pandem ia y con los lim itantes norm ales de toda actividad com ercial o laboral, al m enos se podían tener proyec- ciones y deseos de tener em prendim ien- tos exitosos que eran la base del sustento y bienestar de las personas y sus fam ilias. Con el ánim o de frenar los niveles de propagación del virus, se ordenaron los cierres de todo aquello que podría ser considerado vectores de contagio. Con estas m edidas que iban en pro de la vida y la salud se cerraron indefinidam ente los vuelos dom ésticos e internacionales, se cercaron m unicipios, ciudades, co- m unidades autónom as, se prohibieron los viajes entre ciudades, el transporte público, buses, se ordenaron cierres a colegios, universidades, centros com er- ciales, la industria en general, m iles de em presas privadas, entidades guberna- m entales, iglesias, parques, m edios de transporte, todo para frenar o m inim i- zar la transm isión del virus. Lo que debem os tener en cuenta es que debem os ver a la fam ilia entera com o una sola unidad, esto lo expreso por- que si una persona se arriesga, todo el grupo fam iliar entra a ese grupo riesgo. Está com probado que las pequeñas ca- denas de contactos pueden extenderse y replicarse con alarm ante rapidez, esto com plica las cosas, por ejem plo, si tu hijo visita a su novia, y luego m e voy a tom ar café con un vecino, ese vecino in- m ediatam ente queda conectado con el em pleado al que la m am á de la novia de su hijo le estrechó la m ano. Esto puede parecer una situación tonta, sin im portancia, irrelevante, pero no lo es. Si la analizam os, no es m ás que una sem ejanza bastante exacta de la realidad. El problem a es que la gente del com ún no le presta atención a es- tos detalles. Por esto es tan im portante ser estrictos con los cuidados y con los lineam ientos de bioseguridad, lo que debem os hacer es conseguir la ruptura de la cadena para así frenar el riesgo en la transm isión de esta letal enferm edad. El lavado de m anos y otras m edidas com o el uso del tapabocas, lentes, visores y el dis- tanciam iento social son las m edidas m ás im portantes y efectivas. Muchos se m an- tienen incrédulos ante los resultados y la im plem entación de estas m edidas. Me da tristeza cóm o personas que se supone que han estudiado, con niveles de educación alto, se dejan llevar por la ansiedad y el de- seo de com partir con am igos y fam iliares, se pasado por la faja todos los protocolos, los lineam ientos y las órdenes provenien- tes de los diferentes estam entos guberna- m entales, sin entender que esa pequeña e inofensiva reunión o fiesta privada echó por la borda las estrategias im plem enta- das por nuestros gobernantes.