6 Ortodoncia DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America magnitud, en especial en aquellas donde una potente musculatura limita el avan- ce maxilar (Clase III Maxilar) o mandi- bular (Clase II Mandibular) o favorece la sobremordida y el colapso vertical por falta de desarrollo en el área molar. Mi sensación es que el uso de concep- tos como ortopedia dentofacial merecen una actualización (como lo demuestra el uso de microimplantes en adultos) y que el empleo de estos aparatos, y la fi- losofía que los sustentan, han levantado muchas pasiones, a favor y en contra, en nuestro mundo. Los que no los usan esgrimen, como causas de su decisión: la falta de formación en el posgrado o máster en este tipo de aparatos (lo que me parece muy grave), la cooperación del paciente, su limitado efecto esque- lético e incluso, caso de los discípulos del Dr. Ronald Roth, su potencial efecto iatrogénico, sin ninguna prueba conclu- yente, sobre la ATM. Al otro lado de los descreídos, clínica y/o científicamente, muchas veces nos encontramos la secta de los iluminados que creen en los milagros, al estilo del Padre Pío, que son capaces de produ- cir estos aparatos a la hora de corregir no solo las maloclusiones esqueléticas sino todo tipo de dolencias musculares, esqueléticas e incluso anímicas, relacio- nando su acción con una inespecífica cura holística donde se entremezcla la posturología, la kinesiología, la homeo- patía, los chacras y demás remedios pintorescos. Muchos de estos teóricos defensores de los aparatos funcionales, con su falta de rigor y sus absurdas hi- pótesis terapéuticas, han sido los princi- pales enemigos de su merecida difusión y uso. Los que llevamos usando con regula- ridad aparatos funcionales por más de treinta años, creo que podemos afirmar que funcionan y que en su escasa difu- sión han pesado más factores como la falta de técnicos competentes para su realización, su empleo por los odonto- pediatras y los no especialistas o su difí- cil producción, y venta, que otros facto- res, como la colaboración o las diferen- tes investigaciones en humanos. A grandes rasgos podríamos decir que han existido cuatro etapas en el desa- rrollo histórico de estos aparatos; una primera empírica basada en los resulta- dos clínicos, sin una documentación ex- haustiva de los casos ni una mínima in- vestigación; una segunda científica, que se corresponde con el redescubrimiento de estos aparatos europeos y su filosofía terapéutica, por destacados miembros de universidades norteamericanas y de la AAO (JA McNamara, DS Carlson, F Allen Losaparatosfuncionaleshanprobadotenerunprofundoefectoterapéuticoenla correccióndeproblemasdisfuncionalesydeATMenlospacientesencrecimiento. «Los que llevamos usando con regularidad aparatos funcionales por más de treinta años, creo que podemos afirmar que funcionan». Bryan, AD Vardimon, TM Graber, J Stutz- mann, A Petrovic, H Pancherz), y que dio origen a numerosas investigaciones en animales, con resultados alentadores para su aplicación en humanos; una ter- cera, de cierta frustración, al comprobar que los esperanzadores resultados obte- nidos experimentalmente en animales no se correlacionaban con los obtenidos en la clínica (EG Katsavrias, JC Voudou- ris, etc), y una cuarta fase (Tarek El-Bialy, G Perinetti, PM Cattaneo), la actual, don- de estoy seguro que se va a producir una nueva actualización del uso de estos apa- ratos de la mano del diseño y la fabrica- ción digital, la aplicación de su filosofía biomecánica a los alineadores en denti- ción mixta y los resultados obtenidos en Unamuestradeaparatosfuncionalesdiseñadosyconstruidosdigitalmente. la prevención, y tratamiento, de la apnea nocturna del sueño y los problemas dis- funcionales y de ATM en los pacientes en crecimiento. En mi opinión, un hecho que ha des- virtuado los incuestionables resultados de los aparatos funcionales, capaces de modificar dientes, hueso alveolar y ca- ras, sin apenas tocar los dientes, es tratar de demostrar sus efectos buscando en el lugar equivocado. Me estoy refiriendo al cóndilo y la estimulación de la longitud mandibular (longitud cóndilo- pogonio). Es más, hay veces que me da la impre- sión de que hubo un cierto dirigismo investigador interesado, para llegar a las conclusiones deseadas (casi siempre desfavorables a los aparatos funcionales) y que lacónicamente se resumen en un limitado efecto exclusivamente dentoal- veolar. Si bien no hay suficiente investi- gación sobre el tema, y se tiende a meter en el mismo saco a aparatos removibles muy diferentes en diseño y acción, pode- mos resumir que estos no son capaces de modificar el hueso basal o las estruc- turas alejadas del proceso dentoalveolar (estimulación verdadera del crecimiento mandibular), lo que no implica —y este punto es muy importante—, que no pue- dan influir drásticamente en el desarro- llo vertical del proceso alveolar, del que, a su vez, depende en gran medida el cre- cimiento final de la cara. Los nuevos aparatos funcionales digita- les y los sistemas de registro integrados de escáner intraoral, fotografía y CBCT de raíces y hueso nos van a proporcionar nuevos hallazgos de los verdaderos efec- tos de estos aparatos que, sin duda vol- verán a poner de actualidad los trabajos e ideas de investigadores como M Moss (Hipótesis de la Matriz Funcional), A Pe- trovic (El aparato estomatognático como un Servosistema) o TM Graber. El refra- nero español, tan sabio diría: “Nunca es tarde cuando la dicha es buena”. PUBLICIDAD