4 Opinión DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America Patrocinios comerciales y tarifas laborales Por Enrique Jadad Bechara Especialista en Rehabilitación Oral, investigador y conferencista con práctica privada en Barranquilla (Colombia), es fundador del Grupo Dignificar la Odontología (FaceBook). Contacto: ejadad@gmail.com D esde hace varios años, he tratado de mirar bien antes de aceptar invitacio- nes para dictar conferencias en congresos y pido a los directivos que me lleven directamente sin patrocinio de empresas. La respuesta en la ma- yoría de los casos ha sido que los organizadores de los eventos, sean universidades, asociaciones u organizaciones, no pueden cubrir los gastos de transporte, alojamien- to, alimentación y honorarios sin el apoyo de las casas comerciales. En esta época, tristemente, la ciencia para ser transmitida necesita tener patrocinadores. Los congresos odontológicos se han ido apoyando en las casas comerciales para sufragar los gastos que genera traer con- ferencistas de primer nivel a esos even- tos. Me hago la misma pregunta que nos hizo nuestro colega Antonio Miguel Lengua: ¿Cuándo perdimos el control? Pienso igual que el doctor Lengua, odon- tólogo radicado en Montería. Hace unos años, nos reuníamos pequeños grupos de colegas y amigos, buscábamos temas de interés, seleccionábamos nombres de profesores destacados, presupuestába- mos los costos de la visita del profesor, sus honorarios, el salón de reunión, los alimentos, boletos aéreos, y otros ítems más. Cada uno de los miembros de es- tos grupos de estudio aportábamos el dinero convenido y recibíamos actuali- zación libre de sesgo, ya que al no tener el compromiso de patrocinio de alguna casa comercial el profesor nos daba in- formación valiosa con total libertad. Es- toy seguro que eso no hubiera sido posi- ble si nos financia una marca y el evento habría dejado de ser académico en un 100%. La realidad hoy día es otra: para hacer cursos de actualización, diplomados, congresos o seminarios se debe tener el aval de una universidad, de una sociedad científica, y de alguna casa comercial. A las universidades les interesa mantener la cuota de estudiantes que gradúan cada año, las sociedades científicas tampoco le ponen atención a estos temas, y las casas comerciales lo que les importa es vender. Hoy día, las sociedades científicas pro- mueven más los eventos donde se habla de implantes, restauraciones de todo tipo, estética basada en carillas y esos mal lla- mados «lentes de contacto», como si los dientes tuviesen ojos y se necesitara co- locarles gafas para mejorar la vista. Las casas comerciales apoyan generalmente los eventos donde se habla de estos te- mas. Es más importante la cerámica, las resinas o los implantes que la razón de ser de nuestra profesión, que es prevenir la enfermedad y mantener la salud. Y se inventaron justificaciones para disfrazar la forma y el color que no están en sin- tonía con la moda de una aberrante rea- lidad fuera de todo contexto lógico, para manejarlas con esos tratamientos estéti- cos que tanto criticamos por estos días. “E Otro de los temas que viene afectando la estabilidad laboral y económica de los odontólogos tiene que ver con los precios de los tratamientos. Se han tratado de establecer manuales tarifarios por parte de las diferentes asociaciones científicas para tener precios de referencia a la hora de presentar presupuestos a los pacien- tes. Los precios que se sugieren desde estas entidades son justos, pero cada vez es menor el número de personas que pueden pagar por esas tarifas, inclusive de estratos altos. En mi país, nada es como debe ser: cada vez se abren más y más facultades de odontología, más clínicas, más franqui- cias extranjeras con sus modelos finan- cieros que dejan KO a los odontólogos, porque no hay forma de competir con los precios ni con las ofertas de financiación de estas mega clínicas. Por todo lo que está sucediendo a nues- tro alrededor, he llegado a la conclusión de que tanto el gobierno como las insti- tuciones están tratando que se aumente la oferta de odontología y de odontólo- gos. Pienso que la finalidad es preparar el terreno para que nuestro trabajo baje de precio, para asfixiar al profesional in- dependiente. Mientras no nos diferencie- mos y dignifiquemos nuestra profesión, pareciéndonos más a doctores de la sa- lud oral, nos tratarán muy pronto como mano de obra y nos remunerarán cada día peor. cida de sus pacientes. Es algo doloroso porque siento que nuestro trabajo es arte y pasión. Otros colegas han tomado caminos di- ferentes; hay quienes han optado por el área comercial, por la política o el mer- cadeo. Y, si lo analizamos con deteni- miento, las oportunidades de trabajo con pacientes en la consulta privada son cada vez más escasas. Cada vez es más preo- cupante conseguir recursos económicos para comprar una unidad odontológica y crear tu negocio independiente. s más importante la cerámica, las resinas o los implantes que la razón de ser de nuestra profesión, que es prevenir la enfermedad y mantener la salud” En otros tiempos, esta profesión nos brindó un buen nivel de vida, pero hoy con gran tristeza y preocupación, ade- más de mucha vergüenza, he expresado cuánto nos aterra que un hijo nuestro quiera estudiar Odontología. Entiendo el temor de los nuevos odon- tólogos por endeudarse para iniciar un posgrado, la migración de odontólogos a otros países, a sabiendas de que tendrán que hacer sacrificios inimaginables. Mu- chos de ellos ven el exterior la mejor plaza para ser especialistas y ejercer de manera digna. Cada día que pasa entien- do por qué muchos odontólogos esco- gen el área administrativa y cambian la práctica sobre pacientes por un trabajo de escritorio y computadora; se despren- den de lo que soñaron algún día: atender pacientes, que es lo más apasionante de la carrera, dejan a un lado la satisfacción de interactuar y ver la sonrisa agrade- Otros colegas corren con tan mala suerte que se ofrecen para trabajar en las mega clínicas de grandes superficies, se pre- sentan a una entrevista y con el tiempo comprenderán que han sido contratados para generar dinero. A muchos los obli- gan a facturar a como dé lugar, tienen que cumplir de venta a expensas de rea- lizar tratamientos que los pacientes no necesitan. Se realizan extracciones de piezas dentales que bien podrían ser sal- vadas con un adecuado manejo integral. Conozco varias de estas instituciones en las que ni siquiera tienen periodoncistas; no les interesa, su meta es extraer y co- locar implantes para generar ganancias. Todo este desmadre laboral, la falta de oportunidades, la ausencia de pacientes, la escasez de dinero circulante, el deses- pero por conseguir el soporte monetario para el sustento de sus familias, la proli- feración de facultades de odontología, se vuelve el mejor aliado de aquellas «famo- sas clínicas» que ofertan mensualmente una y otra vez esas vacantes de empleo. Considero que, ni siquiera para adquirir experiencia laboral, se justifica esa in- certidumbre en la que se convierte ese calvario de ser empleado a porcentaje y en el que se debe borrar de la mente cualquier principio ético y moral. Definitivamente, nos toca «dignificar la profesión» diciendo no. Todos los profe- sionales de la odontología deberían dar un no rotundo a aquellas ofertas labo- rales indignantes, aunque no exista un plan B, aunque se sepa perfectamente que vas a pasar un tiempo en tu casa, aunque ames ejercer la odontología. Tenemos que valorarnos como profesio- nales, creer en nuestras capacidades y experiencia.