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Dental Tribune Hispanic and Latin America Edition

DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin AmericaAvances16 un ambiente externo adecuado y esti- mular las células proliferativas desde el momento inicial de la lesión, de lo que se encargan los factores de crecimiento presentes en el tejido lesionado o esti- mulado. Los principios biológicos de estas tera- pias periodontales reconstructivas no son nuevos. En 1957, Murray y colabo- radores tomaron una sección cortical de ilium de perro y lo removieron; el coágulo resultante, junto al espacio, lo protegieron y mantuvieron por medio de una jaula plástica cuyo interior se llenó de nuevo hueso. Melcher y Dreyer condujeron un expe- rimento similar, taladrando orificios de 3 mm de diámetro en el aspecto lateral de la cortical de los huesos laterales de fémures de rata. Los sitios a probar fue- ron cubiertos por hueso orgánico para proteger los tejidos de las presiones cir- cundantes y al injerto de la invasión de los tejidos circundantes, mientras en el sitio control los defectos no se cubrie- ron. Los resultados fueron contunden- tes: mientras que en los sitios objeto de estudio se rellenaron los defectos com- pletamente con hueso orgánico y fun- cional, los sitios control se rellenaron en su mayoría de tejido conectivo. Basados en estos experimentos pione- ros, Nyman y Karring a comienzos de la década de 1980 descubrieron que el tipo de tejido que se formaba en este espacio dependía del tipo de célula que tuviera acceso y migrara al espacio del coágu- lo. Por lo cual, tanto la exclusión de las células indeseadas como el manteni- miento del espacio fueron las premisas en las que se basaron los conceptos de Regeneración Tisular Guiada (RTG) y la colocación de membranas de barrera . Un amplio rango de materiales de es- paciamiento ha sido usado en estudios clínicos y experimentales para conse- guir este propósito, incluyendo teflón (PTFE), teflón expandido (PTFE e), co- lágeno, dura madre, ácido poliláctico, ácido poliglicólico, combinaciones de ambos, poliglactina, poliuretano, po- liéster, sulfato de calcio, mallas de tita- nio, láminas de titanio, etc. Entre las técnicas más utilizadas se encuentran las membranas no reab- sorbibles de teflón. Su principal incon- veniente es la dificultad de manejo, por sus pobres características mecánicas y porque al exponerse permite la fil- tración bacteriana y, por lo tanto, con- diciona el futuro del procedimiento. Para compensar la falta de resistencia mecánica, las membranas se refuer- zan con láminas de titanio que alivian estas fallas mecánicas, pero que siguen teniendo el problema de filtración si se exponen, algo bastante frecuente en es- tos procedimientos. Una desventaja obvia de los materiales de teflón es que no son reabsorbibles, por lo que deben ser removidos en una segunda cirugía. Esta situación llevó al desarrollo de barreras de membranas reabsorbibles. Estas membranas tienen además otras ventajas, como mejorar la regenera- Figura 9. Colocación de la barrera y cierre de sutura definitivo. Figura 12. A los 60 días de posoperatorio, la barrera se encuentra prácticamente expuesta. Salvo los inconvenientes estéticos, la paciente no refiere dolor ni signos de infección. Figuras 8a y 8b. Aproximación del colgajo. Figura 10. Vista completa del caso colocado. Figura 14. Al examen histológico, se observa tejido conec- tivo denso regular con abundantes vasos sanguíneos pero sin presencia de células inflamatorias. Figuras 15a y 15b. Serie tomográfica antes y 9 meses después del procedimien- to. Nótese que se disminuyó la altura por decisión terapéutica y que en el ancho se aumentó la cantidad fijada en la barrera oclusiva. Figura 11. A los 15 días de posoperatorio, la barrera empieza a exponerse progresiva- mente. Figura 13. A los 5 meses de posoperatorio, se retira la barrera y se observa que el es- pacio proporcionado por la estructura está llena de tejido.

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