Please activate JavaScript!
Please install Adobe Flash Player, click here for download

Dental Tribune Hispanic and Latin American Edition

DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America30 Arte & Cultura Es una escena surrealista que podría ha- ber sido concebida por Salvador Dalí o André Breton, un mito recreado en vivo bajo las cristalinas aguas de una laguna azul, surgida de un manantial tan pro- fundo que dicen que nunca se ha encon- trado su origen. Los arabescos de las sirenas en esas aguas turquesas, rodeadas de peces y tortugas que giran a su alrededor, provo- can un efecto hipnótico, un retorno a un estado primordial donde los símbolos y las leyendas dominan la mente. En la costa oeste de La Florida, a una hora al norte de Tampa, las sirenas si- guen cantando la misma canción que hace siglos sedujo a Ulises y a Jasón y los Argonautas. No sólo cantan, sino que bailan en un ballet subacuático que atrae visitantes a esta hermosa laguna desde hace más de 60 años. Este fantástico lugar, al que los Semino- les llamaron Weeki Wachee o «pequeño manantial», es una de esas viejas atrac- ciones de La Florida que lleva en funcio- namiento desde la década de 1940, ofre- ciendo tres shows cada día. El mayor descubrimiento de objetos es- pañoles en Estados Unidos se encontró aquí en 1970, así como túmulos fune- rarios de los Timucua, la primera tribu india que se cree tuvo contacto con los conquistadores en La Florida. LosTimucuacreíanquecuando«Yayjaba creó el mundo, primero creó el Espíritu del agua ... Después creó a los que viven en el fondo de las aguas, donde vivirán por siempre y desde donde mantienen la tierraparaquenosehundaenlasaguas». La magia de Newton Perry El mito moderno comenzó en 1946, cuando el extraordinario nadador Newton Perry, —que ya había sido objeto ya de una amplia serie de documentales filmadosenSilverSprings(Florida)—,tuvo la idea de convertir la laguna de Weeki Wachee en una atracción turística. Perry construyó primero un teatro de 18 plazas,queluegoamplióa100,adosme- tros por debajo de la superficie de la la- guna, y enseñó a nadar y respirar bajo el agua a un grupo de chicas de la escuela secundaria local, a las que bautizó como las «Aqua Belles». Newt, como se le conocía, inauguró su primer show al año siguiente en 1947, el cual promocionó mediante una serie de fotografías de escenas domésticas sub- marinas que envió a los principales pe- riódicos y revistas de la época. El agua era tan cristalina que los direc- tores de los medios de comunicación pensaron que las fotografías eran falsas. Sólo cuando repararon en las burbujas que salían de las bocas de los personajes se convencieron de que eran imágenes submarinas. Lo mismo le sucedió a muchos turistas que vieron el show en vivo: pensaron que se trataba de un truco porque las si- renas parecía que «volaban» literalmente sobre el gran cañón sumergido de la la- guna, de cuyo manantial brotan 400.000 litros de agua por minuto. Esta etérea calidad había sido descrita mucho antes por la escritora neoyorqui- na Mary Bates, que dijo en 1847 cuando visitó Weeki Wachee, que “el agua era tan transparente como el aire... y en esas brillantes, puras profundidades parecen haber cavernas formadas por perlas y esmeraldas. Es un palacio digno de Nep- tuno, la gruta de una sirena o la morada de una náyade”. Eso fue precisamente lo que hizo Newton Perry exactamente un siglo des- pués: convertir el manantial de Weeki Wachee en la ciudad de las sirenas. Poco despuésNewttuvootraideagenialcuan- do creó una ingeniosa red de mangueras de aire sumergidas mediante las cuales sus sirenas podían respirar a intervalos y realizar así espectáculos submarinos de larga duración. A partir de entonces, miles de personas viajaron a Weeki Wachee para ver a las sirenas beber soda, comer bananas o co- cinar perritos calientes bajo la superficie de la aguas, además de ballets acuáticos sincronizados al estilo de Esther Wi- lliams. El éxito de Weeki Wachee despertó un gran interés por el lugar en la imagina- ción popular. Hollywood filmó allí pe- lículas como Domador de sirenas (Mr. Peabody and the mermaid, 1948), prota- gonizada por William Powell y con Ann Blyth en el papel de la sirena, antecesor de la más moderna Splash (1984), con Daryl Hannah. Las películas de la época de la gran sire- na de Hollywood, Esther Williams, como Escueladesirenas(BathingBeauty,1944), La hija de Neptuno (Neptune’s daughter, 1949)oLaprimerasirena(MillionDollar Mermaid, 1952), contribuyeron mucho a este entusiasmo popular por los espectá- culos acuáticos. El espectáculo tuvo tanto éxito que para la década de 1960 medio millón de per- sonas visitaba cada año Weeki Wachee, incluyendo celebridades como Elvis Presley o Howard Hughes. Para ese en- tonces la cadena de televisión ABC había comprado el lugar y construído el teatro actual, con capacidad para 400 personas y situado a más de cinco metros por de- bajo de la superficie, donde escenificaba espectaculares shows submarinos como Alicia en el país de las maravillas, El mago de Oz o Peter Pan. Los shows de Weeki Wachee desencade- naron además una serie de espectáculos similares en otros parques acuáticos de La Florida como Silver Springs, Wakulla SpringsoCypressGardens,eimpulsaron el desarrollo de la fotografía y la cinema- tografía submarinas. El gran fotógrafo del parque de Silver Springs, Bruce Mozert, que tiene en la actualidad 96 años, confirmó a este es- critor que Newt Perry fue “el precursor en la fotografía submarina”. Las imá- genes de Mozert —que viajó por primera vez a Silver Springs en 1938 para captar a Johnny Weissmuller que estaba allí fil- mando Tarzán y su hijo—, son el tema del libro de Gary Monroe titulado Silver Springs, the underwater photography of Bruce Mozert. La fascinación visual por este lugar está bien documentada en tres libros de foto- grafía —Weeki Wachee, City of Mermaids, Weeki Wachee Mermaids: Thirty Years of Underwater Photography y Weeki La ciudad de las sirenas S iete hermosas criaturas con cuerpo de mu- jer y cola de pez nadan frente a las ventanas de vidrio de un teatro sumergido, escenifi- cando una versión submarina de La sirenita de Hans Christian Andersen. El embrujo seductor de Weeki Wachee Por Javier de Pisón Tres de las hermosas sirenas de Weeki Wachee durante el espectáculo. Detrás se ven las mangueras de aire que diseñó Newt Perry para que pudieran respirar bajo el agua. Foto:©EricKroll Movimientos acrobáticos en la laguna azul. Foto:©EricKroll