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Dental Tribune Latin American Edition

DENTAL TRIBUNE Hispanic & Latin America función perdida. Si existe un absceso, el organismo va reabsorbiendo el material purulento y posteriormente se genera el mismo proceso reparador que en el granuloma. En casos de que exista un quiste, el tra- tamiento endodóntico promueve la re- gresión de la lesión quística a través de mecanismos no del todo esclarecidos y que genera controversias entre los dis- tintos investigadores que estudiaron el problema. Lo cierto es que reabsorbido el quiste, se genera el mecanismo repa- rador citado anteriormente. Distintos factores influyen en el proce- so de reparación. Entre ellos podemos mencionar factores generales (nutri- ción, disturbios hormonales, deficien- cias vitamínicas, etc.), y factores loca- les. Entre estos últimos, algunos no depen- den del operador, como por ejemplo la presencia de microorganismos preexis- tentes al tratamiento, las complejidades anatómicas, lesiones periapicales que reabsorben el ápice radicular, etc. Seltzer dijo en 1971: «Para mejor asegu- rar la reparación, se impone la reduc- ción del número de microorganismos del interior de los canales radiculares sin que pueda ser alcanzada con una correcta preparación biomecánica y la aplicación de agentes antibacterianos en el interior de los mismos». Por ello, el principal enemigo a vencer sonlosmicroorganismosynuestrospro- cedimientos deben tender a eliminarlos o a disminuir su número para dejar al organismo en las mejores condiciones que favorezcan la reparación. Los factores que sí dependen del ope- rador y son de su responsabilidad están relacionados con la elaboración de un buen diagnóstico y la concreción de una correcta preparación biomecáni- ca y obturación. Por lo tanto, merece especial conside- ración por su complejidad anatómica, por su diversidad de forma y amplitud (como se indica en las Figuras 3, 4 y 5), por tratarse de un área donde tra- bajamos pero no tenemos una visión directa del campo operatorio, y por ser la estructura anatómica que se pone en contacto con la región periapical, lugar donde el organismo decide si repara o no. En consecuencia, ¡es imprescindible conocer el tercio apical! Comencemos por su estructura anató- mica e histológica que, por cierto, difie- ren del resto del conducto radicular. El tejido pulpar apical es más fibroso y contiene menos células que el tejido pulpar coronario. Ello se debe a que en el tercio coronario necesita mayor po- der defensivo. Dicho tejido fibroso es idéntico al del ligamento periodontal y parecería que actúa como una barrera contra la progresión apical de la infla- mación pulpar. Los odontoblastos forman una capa de células planas, mientras que en la por- ción coronaria adoptan una forma ci- líndrica debido a una mayor necesidad funcional. La dentina apical muestra un menor número de conductillos dentinarios que en la corona del diente (en la zona cervical hay alrededor de 42.000 por milímetro cuadrado, mientras que en la apical 8.000). Por lo tanto, la permeabi- lidad dentinaria es más reducida ya que los líquidos se difunden a través de los túbulos dentinarios. Esta disposición es favorable en las gan- grenas pulpares ya que los microorga- nismos encuentran una menor cantidad de espacios donde alojarse (recordemos que tienen la tendencia de introducirse unas micras dentro de los conductillos dentinarios), y ocurre precisamente en el segmento del conducto donde nece- sitamos menor grado de infección para disminuir el potencial de agresión que Endodoncia 19 Figura 4 Figura 5 Figura 6 Figura 7