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Dental Tribune Ecuador Edition

DENTAL TRIBUNE Ecuador Clínica 9 pueden producir una baja de las de- fensas. Condiciones como alcoholis- mo, desnutrición, diabetes mellitus, leucemias, linfomas, inmunosupre- sión o SIDA entre otros, requieren mayor atención. 3. Tratamiento general o especiali- zado La mayoría de las infecciones odon- togénicas pueden ser manejadas por el odontólogo y se resuelven de for- ma rápida. Cuando se tratan con pro- cedimientos quirúrgicos menores y antibióticos comunes, casi siempre responden. Sin embargo, algunas son potencialmente peligrosas para la vida del paciente y requieren de trata- mientos médicos y quirúrgicos agre- sivos. En estas situaciones es esen- cial el reconocimiento precoz de la severidad potencial, y estos pacientes deben ser remitidos a un especialista, como un cirujano oral y maxilofacial. 4. Tratamiento quirúrgico El principio primario del manejo de estas infecciones odontogénicas es el drenaje quirúrgico y remoción de la causa de la infección. El tratamien- to quirúrgico puede variar, desde un desbridamiento de la pulpa necrótica hasta incisiones amplias de los tejidos blandos. La meta quirúrgica principal en una infección es drenar el pus acu- mulado y los desechos necróticos. La secundaria es remover la causa de la infección. 5. Apoyar médicamente al paciente Los pacientes con infecciones odon- togénicas pueden tener los mecanis- mos de defensa deprimidos debido al dolor e hinchazón asociados con la infección. Debido a ello, los pacien- tes frecuentemente no ingieren sufi- cientes fluidos y alimentos. Es de vital importancia hidratar y administrar alimentos al paciente puesto que la defensa del organismo y su recupe- ración requiere un gran gasto ener- gético. Inmediatamente después del drenaje, los pacientes deben ser motivados a ingerir grandes cantidades de agua o jugo y suplementos nutricionales alta- mente calóricos. Se debe administrar analgésicos fuertes para el control to- tal del dolor. Se puede aplicar paños con agua tibia para aumentar el calor local y facilitar el drenaje. 6. Elegir y prescribir el antibiótico adecuado La elección del antibiótico adecua- do debe hacerse cuidadosamente. Cuando se han considerado todos los factores, el clínico puede decidir si es necesario o no su uso; en otras situaciones, puede ser necesario usar antibióticos de amplio espectro o la combinación de varias terapias anti- bióticas. Los antibióticos deben ser usados cuando hay clara evidencia de que la invasión bacteriana en los tejidos subyacentes es mayor que lo que las defensas del huésped puede sobre- llevar. El uso de terapia antibiotica empírica rutinariamente ha dado buenos resultados, pues las infeccio- nes odontegénicas son causadas por un grupo de microorganismos muy predecibles. Entre los antibióticos de adminis- tración oral que son efectivos contra las infecciones odontogénicas están las penicilinas y las cefalosporinas (betalactámicos), también la clinda- micina y el metronidazol combinado con penicilinas cuando existen anae- robios. Es razonable la manipulación terapéutica empírica, lo cual significa asumir que sé está administrando el medicamento adecuado. El fármaco de elección es la penicilina, y para pa- cientes alérgicos a ésta y para aque- llos con riesgo de resistencia bacte- riana, la clindamicina. Es importante realizar un gram y un cultivo y antibiograma del pus de la infección, los cuales son de mayor utilidad cuando es agresiva y de rá- pida progresión o no responde al tra- tamiento. 7. Administración correcta del anti- biótico Una vez elegido el antibiótico, se debe administrar en la dosis y en el intervalo correctos. La dosis correcta generalmente es recomendada por el fabricante. Es adecuado proveer nive- les plasmáticos lo suficientemente al- tos para eliminar la bacteria sensible al antibiótico, pero no tan alta como para que cause toxicidad. El intervalo es comúnmente recomendado por el fabricante y se determina por la vida media del fármaco. 8. Evaluar frecuentemente al pa- ciente Una vez tratado quirúrgicamente y con terapia antibiótica, el paciente debe tener un seguimiento cuidadoso para observar su respuesta y posibles complicaciones. En la mayoría de los casos, debe volver a la consulta al día siguiente o en 2 a 3 días. Si la terapia es exitosa, se produce una dramática disminución de la hinchazón y el do- lor. El paciente debe ser evaluado si el tratamiento no ha sido efectivo. La causa más común de fracaso es un tratamiento quirúrgico inadecuado, seguido por un compromiso en los sistemas de defensa del huésped, pre- sencia de un cuerpo extraño o la in- adecuada elección o dosificación del antibiótico. Existen casos en los que el compro- miso del paciente es tal que requiere ser hospitalizado y es necesario un tratamiento más agresivo con medi- camentos intravenosos.